Pues nada, que un día vimos un cartel por la calle y al día siguiente teníamos ya las entradas para lo que prometía ser la congregación gafapastil más importante de lo que llevamos de siglo en Berlín.
Al final quedó en menos, ya que se ve que dicho fenómeno (el gafapastil) no ha sido aún asimilado por la cultura teutona del mismo modo que lo ha sido por la cultura hispana. Aquí he de decir que he encontrado la excepción: por mi barrio se pasea una señorita con unas gafas de pasta enormes... sin cristales. Me pregunto que desayunará.
En fin, que el pasado 10 de junio estuvimos en el concierto que CocoRosie dio en Berlín. Los espectadores parecían gatetes de escayola, como si en vez de ver a Sierra y Bianca estuviese viendo a Rosa León. Y yo aproveché para sacar la cámara a pasear y grabar unas imágenes para montar un pequeño video. La música no está en directo y de hecho creo recordar que no tocaron esta canción, pero bueno, entre tú y yo, nadie se va a enterar.
lunes, 22 de junio de 2009
jueves, 18 de junio de 2009
Carta al personal del hotel
A la atención del personal de limpieza del hotel Mercure München Neuperlach Süd
Soy el huésped de la habitación 500 y me gustaría dirigirme a ustedes en esta breve misiva para aclararles ciertas conductas que seguramente les habrán llamado la atención en estos últimos días.
La primera de todas es la aparición de manera reiterativa de mini-bolsas de Gummibärchen (ositos de goma) en la papelera de mi habitación. He de reconocerlo. Son mi adicción. No los compro mucho, pero cuando cae una bolsa en mis manos no dura ni un suspiro. Antes de iniciar el viaje me regalaron una bolsa enorme llena de bolsitas pequeñas en las que cabían 5 o seis ositos de goma, y claro, las bolsitas han caído diariamente de 10 en 10.
También puede que resulte chocante y sobre todo al compararlo con el asunto "Osito de goma" el hecho de que haya un playboy rondando por el cuarto. La escusa de "no es mío, me lo encontré por la calle" se acerca mucho a la realidad. Cuando el lunes de madrugada volaba hacia Munich en un Airbus A320 asiento 1A, tenía sentada a mi derecha a una hermosa joven rubia que ojeaba tranquilamente una revista. Empecé a sospechar cuando contorsionó su cuerpo para echar un vistazo al desplegable y las sospechas se hicieron realidad cuando apareció la playmate del mes de junio. En fin, que la mujer en cuestión se dejó la revista en el asiento y yo estaba bastante interesado en el reportaje/entrevista de Daniel Brühl...
Pero lo que quizás os haya llamado más la atención es que en estos días que llevo en la habitación 500 no haya utilizado ni una sola toalla de baño. Pensaréis que soy un adolescente sobrehormonado y guarrete, que prefiere hojear la playboy mientras come ositos de goma a ser fiel a las costumbres higiénicas arraigadas en la cultura occidental. Y puede que no os equivoquéis, pero en este caso la verdad es distinta. Cuando vuelvo al hotel después de trabajar, lo primero que hago es subir al cuarto, quitarme las botas, ponerme las chanclas, coger el bañador y hacerme unos largos en la piscina, entre sesión de sauna y sesión de sauna. Y además como las duchas tienen su gel y su champú, pues aprovecho esos momentos para quitarme la roña acumulada durante el día.
Espero que con estas explicaciones quede satisfecha su curiosidad y aplacado su asombro.
Atentamente
El de la 500.
Soy el huésped de la habitación 500 y me gustaría dirigirme a ustedes en esta breve misiva para aclararles ciertas conductas que seguramente les habrán llamado la atención en estos últimos días.
La primera de todas es la aparición de manera reiterativa de mini-bolsas de Gummibärchen (ositos de goma) en la papelera de mi habitación. He de reconocerlo. Son mi adicción. No los compro mucho, pero cuando cae una bolsa en mis manos no dura ni un suspiro. Antes de iniciar el viaje me regalaron una bolsa enorme llena de bolsitas pequeñas en las que cabían 5 o seis ositos de goma, y claro, las bolsitas han caído diariamente de 10 en 10.
También puede que resulte chocante y sobre todo al compararlo con el asunto "Osito de goma" el hecho de que haya un playboy rondando por el cuarto. La escusa de "no es mío, me lo encontré por la calle" se acerca mucho a la realidad. Cuando el lunes de madrugada volaba hacia Munich en un Airbus A320 asiento 1A, tenía sentada a mi derecha a una hermosa joven rubia que ojeaba tranquilamente una revista. Empecé a sospechar cuando contorsionó su cuerpo para echar un vistazo al desplegable y las sospechas se hicieron realidad cuando apareció la playmate del mes de junio. En fin, que la mujer en cuestión se dejó la revista en el asiento y yo estaba bastante interesado en el reportaje/entrevista de Daniel Brühl...
Pero lo que quizás os haya llamado más la atención es que en estos días que llevo en la habitación 500 no haya utilizado ni una sola toalla de baño. Pensaréis que soy un adolescente sobrehormonado y guarrete, que prefiere hojear la playboy mientras come ositos de goma a ser fiel a las costumbres higiénicas arraigadas en la cultura occidental. Y puede que no os equivoquéis, pero en este caso la verdad es distinta. Cuando vuelvo al hotel después de trabajar, lo primero que hago es subir al cuarto, quitarme las botas, ponerme las chanclas, coger el bañador y hacerme unos largos en la piscina, entre sesión de sauna y sesión de sauna. Y además como las duchas tienen su gel y su champú, pues aprovecho esos momentos para quitarme la roña acumulada durante el día.
Espero que con estas explicaciones quede satisfecha su curiosidad y aplacado su asombro.
Atentamente
El de la 500.
viernes, 5 de junio de 2009
Memoria
Un pueblo sin memoria no es un pueblo, es un rebaño.
A lo mejor os hacen tragaros algún anuncio antes de los videos. Perdón.
Years ago young people spent their energy demonstrating on the streets...
... in 2009 you can make as much noise as you like, just as long as you don't say anything bad.
A lo mejor os hacen tragaros algún anuncio antes de los videos. Perdón.
Years ago young people spent their energy demonstrating on the streets...
... in 2009 you can make as much noise as you like, just as long as you don't say anything bad.
jueves, 4 de junio de 2009
Desvaríos post-entrega
Ya he entregado la tesis. Estoy a hora y media de ser un hombre docto. La hora y media del examen dividida en tres partes de media hora. En la primera les suelto el rollo. Espero haber podido ocultar mis carencias en el tocho que les he entregado y espero también poder seguir ocultándolas mientras le cuento al tribunal lo bueno y maravilloso que es mi nuevo proceso y lo mucho que he trabajado en él. Luego llegará el momento del ensañamiento, primero con media hora de preguntas sobre la tesis y luego con media hora de preguntas sobre toda la carrera.
Qué carrera? Pues Física Pero tú no eras Ingeniero? Sí, de teleko. .... .... ah! Pues eso.
En fin, que tendré unos cuantos meses hasta octubre para empollarme la carrera-que-nunca-estudié. Qué sentido tiene esto? Pues no sé, alguna sugerencia?
En fin, que ya que voy y ser docto voy a desvelaros mi plan B, aquel que tenía guardado en los cajones en previsión de que me hartara de la tesis antes de tiempo. Aquel que se me apareció en sueños aquel septiembre de 2007. Ya no hay vuelta atrás así que allá va:
Sé que hay muchas, pero también sé que hay mercado. Sesenta y tantos millones de italianos no se pueden equivocar. Llevar gafas de sol horteras y grandes va en sus genes. No se pueden separar de ellas. Es una especie de (atención! paradoja) simbiosis unidireccional. En otros sitios se valora un coche grande (en Italia tienen los Fiat 500 - sí, ya sé, y Ferrari, pero los Ferrari se los venden a los alemanes), en otros una moto grande (en Italia tienen las Vespas), en otros un yate (en Italia les vale con los Traghetos en los canales de Venecia)... en fin, que sólo pueden fardar con accesorios inútiles. Y qué hay más barato que unas gafas de sol grandes y horteras? Con ellas pueden dar rienda suelta a sus aires de grandeza sin necesidad de exprimirse el bolsillo. Los más pudientes pueden incluso hasta tener dos y los que están dispuestos a tirar la casa por la ventana se pueden hacer con unas de marca, de esas que tienen una D&G inscrita en la patilla. Y lo mejor de todo!! Hay ciertos días (cuando hace sol) en las que pueden servir para algo!!!!
Además, al lado, pondría una sección de venta de gomina, porque unas gafas de sol sin el pelo churretoso no van a ningún lado.
En fin, que hemos pasado unos días fabulosos. Bolonia, la ciudad roja, esa gran desconocida, merece más atención. Florencia y Venecia son maravillosas, aunque las calles estén infestadas de turistas jodones (como yo).
Qué carrera? Pues Física Pero tú no eras Ingeniero? Sí, de teleko. .... .... ah! Pues eso.
En fin, que tendré unos cuantos meses hasta octubre para empollarme la carrera-que-nunca-estudié. Qué sentido tiene esto? Pues no sé, alguna sugerencia?
En fin, que ya que voy y ser docto voy a desvelaros mi plan B, aquel que tenía guardado en los cajones en previsión de que me hartara de la tesis antes de tiempo. Aquel que se me apareció en sueños aquel septiembre de 2007. Ya no hay vuelta atrás así que allá va:
Poner una tienda de gafas de sol grandes y horteras en Italia.
Sé que hay muchas, pero también sé que hay mercado. Sesenta y tantos millones de italianos no se pueden equivocar. Llevar gafas de sol horteras y grandes va en sus genes. No se pueden separar de ellas. Es una especie de (atención! paradoja) simbiosis unidireccional. En otros sitios se valora un coche grande (en Italia tienen los Fiat 500 - sí, ya sé, y Ferrari, pero los Ferrari se los venden a los alemanes), en otros una moto grande (en Italia tienen las Vespas), en otros un yate (en Italia les vale con los Traghetos en los canales de Venecia)... en fin, que sólo pueden fardar con accesorios inútiles. Y qué hay más barato que unas gafas de sol grandes y horteras? Con ellas pueden dar rienda suelta a sus aires de grandeza sin necesidad de exprimirse el bolsillo. Los más pudientes pueden incluso hasta tener dos y los que están dispuestos a tirar la casa por la ventana se pueden hacer con unas de marca, de esas que tienen una D&G inscrita en la patilla. Y lo mejor de todo!! Hay ciertos días (cuando hace sol) en las que pueden servir para algo!!!!
Además, al lado, pondría una sección de venta de gomina, porque unas gafas de sol sin el pelo churretoso no van a ningún lado.
En fin, que hemos pasado unos días fabulosos. Bolonia, la ciudad roja, esa gran desconocida, merece más atención. Florencia y Venecia son maravillosas, aunque las calles estén infestadas de turistas jodones (como yo).
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