Hace unos pocos días que volví de Milán y dentro de un par de ellos me tengo que ir a Varsovia. La experiencia de Milán ha sido gratamente reconfortante. Después de un mes de Agosto lleno de estrés y horas extras, el estar delante de la gente defendiendo mi trabajo fue una gran satisfacción. Tanta que ahora mi póster está pegado a la puerta de nuestro apartamento para que todos los que pasen por delante puedan estar al tanto de los últimos avances en células solares de lámina delgada.
El primo del chino cudeiro haciendo fotos al que sin duda era el póster más bonito de los 800 que se presentaron a la conferencia
Para los anales de la historia quedará, una vez más, la fiesta de Q-Cells, mundialmente famosa en el cotarro fotovoltaico. Cada año van a más. El año pasado en Dresde se vieron obligados a ampliar el cupo de copas por persona de dos a infinito. Y este año la barra libre estaba ya anunciada de primeras. Es impresionante ver como cambia la gente de la mañana a la noche. Ahora sé que a Fulanito le gusta el cubalibre, que Menganito aprovecha cualquier ocasión para arrimar la cebolleta o que Zutanito es un experto conductor de autobuses -menos mal que el conductor de verdad le paró antes de soltar el freno de mano-. Yo mismo caí en la vorágine erótico festiva tirándole los tejos a una antigua compañera de trabajo, medio alemana medio coreana. Mujer de voz atípica y sonrisa esquiva.
La última noche tampoco tuvo desperdicio. Salí a cenar sobre las 8 a la pizzería de la esquina con la intención de volver rápido al hotel para trabajar en la presentación de la semana que viene en Varsovia. Supe que el plan se venía abajo cuando mis compañeros Boyan y Marin entraron por la puerta. El resultado es claro: cerramos el restaurante a las once y media, después de acabar con las existencias de cerveza y de cordero del local. Luego fuimos al hotel a por unas copas pero la encargada no sabía el precio así que nos tuvimos que conformar con unos chupitos,y después, tras dejar a Marin en el tren, nos pusimos Boyan y yo en marcha buscando algún bar donde acabar la noche. Recuerdos semi borrosos que me quedan:
-Rondar al estilo andaluz a bellas damas milanesas a través de una ventana
-Conversación con policías en un bar explicándoles que en Alemania no hay límite de velocidad en las autopistas y que no entendía como en Italia hacían Ferraris si luego no podían usarlos (tengo en el bolsillo una extraña pieza de tela roja con la palabra POLIZIA bordada en oro. No me preguntes por qué)
-Boyan le regaló un ramo de arbustos atado con un cordón policial a una camarera rumana que cumplía años y que abrió una botella de champán francés para brindar con nosotros (y con los policías)
Del viernes sólo recuerdo haber pasado 7 horas en el aeropuerto.
La Mala ha sido mi fiel guardián y compañera durante estos días
A la conferencia de Varsovia vamos mi jefe y yo. No comment
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3 comentarios:
Jajajajaja!, buenas historias.
Me alegro de que haya ido tan bien.
A ver si nos vemos!.
Más pronto de lo que crees querido Barri
Me alegro de que la experiencia milanesa haya ido tan bien.
Esperemos que la de Varsovia sea igual de positiva (aunque vayas con bicho).
Un abrazo.
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