Trabajó durante tres semanas arreglando unos tejados en Wichita (Missuri) y con lo ganado se cogió un billete a Europa. Al parecer lo más barato que encontró fue un Nueva York - Estocolmo así que en Suecia se plantó con su mandolina, las copias de sus CD y su gorrito que nunca se quita.
Su hermano nos avisó de que andaba por Berlín y que a lo mejor se ponía en contacto con nosotros para que le dejáramos las llaves de su casa.
A primera vista engaña. No está acostumbrado a ser juzgado por su imagen y nos confesó que se sentía triste cuando sonreía a la gente y la sonrisa no le era devuelta. No conoce el idioma y los sonidos guturales que exhalan las gargantas alemanas se le asemejan más a gruñidos malsonantes que a palabras amigables. De vez en cuando sube a casa con una botella de vino y charlamos un poco. Cuanto más hablamos más nos damos cuenta de que Joe es una persona entrañable. A veces parece un poco perdido, pero tiene los suficientes recursos como para no aburrirse y si aún así se cansa, se sienta, se ciñe bien el gorro hasta que le tapa los ojos y se duerme. Cuando empiece el año se dirigirá hacia España.
Si le veis sonreidle y a lo mejor os canta una canción
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2 comentarios:
Una sonrisa no devuelta hace pupita, desde luego.
Si le veo no escatimaré en corresponderle.
Besitos/azos.
A España? A Madrid? Me encantaría conocerle..
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