Amargura al mediodía

Por qué hay gente tan cabrona? Son ganas de joder y no existe otra explicación. Te la encuentras en los lugares más insospechados como puede ser detrás de un mostrado en la cantina del curro a la hora de comer.
Ayer me decidí por una crema de espinacas con patatas cocidas y huevo frito. Para una ocasión así y viendo el aspecto que tenía la bandeja llena de huevos fritos con su naranja e inflada yema, cogí un panecillo con pipas para el pringue. Extasiado ante la maravillosa simetría de la bandeja de los huevos, se me escapó un detalle que pasó a ser fundamental en la historia.

Cuando me llegó el turno de pedir dije:
-Rahmspinat hätte ich gern bitte!

Que viene a ser algo así como:
-Crema de espinacas tomaría yo de buen grado por favor!

El joven aprendiz de pinche cogió un plato, puso las espinacas, las patatas y se fue a por el huevo. Fue entonces cuando me percaté de que al lado de la bandeja rebosante de perfecciones hueviles, había otra habitada únicamente por un huevo chuchurrío, con la yema rota y que, como no podía ser de otra forma, acabó en mi plato acompañando a las espinacas y a las patatas.

Galaxia del huevo frito NGC 7742

Cuánto cuesta un huevo si los compras de 100 en 100?
10 céntimos, 15 céntimos?
Qué mundo es este en el que una ganancia de 15 céntimos está más valorada que la sonrisa de un comensal que se relame al pensar en su huevo?
Qué oscuras razones tendría aquel chaval para amargarme la comida de esa manera?
Por qué no salté el mostrador y le arraqué la cabeza de un bocado?
Por qué no le dije que no quería ese huevo, que quería otro?

The egg and I, de la banda sonora de la serie japonesa Cowboy Bebop